¡Hola, hola! Aquí os dejo el principio de una de mis historias para que juzguéis, critiquéis, améis (?) u odiéis.
Espero vuestros comentarios ^^
Crow
PRÓLOGO
DALLAS, TEXAS, HACE UN MES...
REESE
---Que tu hermana... ¿qué? ---oí desde la cocina murmurar a Brian.
Se escuchó un golpe, seguido de una queja y de la voz de Michel susurrar:
--Calla, idiota. No quiero que Reese se entere aún.
Cogí las tres cervezas de la nevera y salí de la cocina, camino al comedor. Cuando llegué allí, dejé dos de las cervezas en la mesita delante de mis dos mejores amigos y me senté en el sofá tomándome la mía, aparentemente relajado. Aunque estaba completamente de los nervios.
---Que no me entere... ¿de qué? ---miré a los dos con una ceja levantada y con la mirada fría. No iba a aceptar idioteces en este tema. No cuando se trataba de ella.
Al segundo de hacer la pregunta, Mike le estaba pegando otra colleja a Brian.
---Te dije que bajaras la voz, imbécil.
Brian se quejó quedamente y se frotó la nuca mientras nos miraba a Mike y a mi alternativamente.
---Mike... ---dije como advertencia. No iba a aguantar mucho más con aquel silencio.
Michel suspiró y me miró fijamente a los ojos.
---Cora va a volver a Dallas en un mes ---podía sentir como los latidos de mi corazón comenzaban a acelerarse---... para la universidad.
Respiré profundamente, intentando que la mayor cantidad de oxígeno llegara a mis pulmones.
---A Dallas ---susurré---. Va a estudiar en la universidad de Dallas. Con nosotros.
Conmigo.
No lo dije, pero era mi pensamiento principal.
Cora volvía a casa. Iba a estar en la misma ciudad que yo. En la misma universidad. Probablemente hasta viviría en algún piso cerca del que su hermano, Brian y yo compartíamos.
Iba a poder volver a verla.
Después de dos malditos años iba a volver a ver a Cora.
---Ni lo pienses ---las palabras de Mike me sacaron rápidamente de mis pensamientos. Fueron como un jarro de agua helada.
---¿A que te refieres? ---pregunté, aunque sabía perfectamente que era lo que quería decir.
Mike me frunció el ceño y me miró fijamente con sus expresivos ojos oscuros.
---Te odia. Y lo sabes ---suspiró, negando con la cabeza y dándole un trago a su cerveza---. No quiero que esto sea un problema entre nosotros, Reese, así que simplemente mantente alejado. ¿Está bien?
Asentí y me concentré en dar un largo trago a mi bebida.
Ni en sueños iba a hacerle caso, y él sabía eso. Supongo que su deber como hermano era, al menos, advertirme.
Pasaría por delante de él y de cualquiera para llegar hasta ella.
Tenía que arreglarlo todo, no podía seguir permitiendo que me odiara. No podía seguir permitiendo que pasara un maldito día más alejada de mí.
Podía verla perfectamente en mi memoria. Menuda y delicada, siempre vestida con vestidos sueltos o camisas que le quedaban enormes acentuando su tamaño. Sus ojos, negros como el carbón, siempre brillantes, dejando puerta abierta a sus sentimientos. Su piel, totalmente pálida y suave, como la nieve recién caída. Y su pelo, de un rubio casi blanco, corto hasta su barbilla, haciendo que pareciera una pequeña hada.
Oh, sí, de ningún modo nadie me iba a alejar de ella.
Michel me miraba frunciendo el ceño más aún y Brian con una media sonrisa sabedora. Ignoré a ambos y seguí sumido en mis pensamientos sin dejar que me afectaran ninguno de los dos.
Un mes.
Un mes más y mi chica volvería a mis brazos.
SEATTLE, WASHINGTON, EN LA ACTUALIDAD...
CORA
---Explícame de nuevo ---me exigió Summer mirándome fijamente, expectante.
Gemí teatralmente y me tumbé en el regazo de Colin, que estaba riendo a carcajadas, casi saltándose las lágrimas.
---Ayuda... ---le susurré, haciendo que se riese más todavía.
---De ayuda nada, Cora ---intervino Summer---. ¿Me estás diciendo que vamos a ir a la misma universidad que tu ex? ¿Tu ex cabrón? ¿El que te puso los cuernos e hizo que te mudaras a la otra punta del país?
Le fruncí el ceño.
---Sí, sí y no. No me mudé a Seattle por él, lo hice por mi mamá.
---Oh, sí, obvio. Tu mamá ausente, la cual pasa más tiempo trabajando y saliendo en citas que en casa cuidando de su hija. Muy lógico todo.
Cerré los ojos, ignorándola por completo, y me acomodé en el regazo de Colin, el cual seguía prácticamente haciéndoselo en sus pantalones de la risa, el muy...
Si era sincera conmigo misma, él había tenido mucho que ver en la decisión de mudarme con mi mamá, pero si llevaba dos años mintiendo a todo el mundo, incluyéndome a mí ¿para qué cambiar ahora?
---¿Y tú qué? ---inquirió, pero esta vez a Colin--- ¿No piensas preguntar nada? ¿No estás sorprendido? ¿No estás...?
---Ya lo sabía, Summer ---la cortó Colin.
Oh, no. Ahora sí que me iba a matar. Me abracé fuertemente a la cintura de Cole y esperé a que pasara la tormenta.
---¿LE CONTASTE A ÉL ANTES QUE A MÍ?
Casi me daban ganas de reír, Summer era tan melodramática con todo que debería de haberlo esperado.
Desde el primer día en el instituto de Seattle hace dos años, habíamos sido nosotros tres. No se ni cómo pasó, solo sé que Cole, Summer y yo terminamos sentados en la misma mesa a la hora de la comida y, desde entonces, habíamos estado juntos.
Summer era la única local, pero nunca había hecho buenas migas con el resto de autóctonos de la zona. Colin también se acababa de mudar a principios de verano desde Alabama y estaba tan perdido como yo. Así que simplemente nos unimos e hicimos piña.
Adoraba a Summi con todas mis fuerzas, la consideraba mi hermana, pero siempre había congeniado mejor con Cole, y eso era algo que a Summer la sacaba de sus cabales.
---Simplemente salió el tema, Summi. Ya sabes que Mike pasa tiempo con Cole cuando viene a visitarme y una de las noches que Colin se quedó a dormir en casa empezamos ha hablar de la universidad y mi hermano comenzó ha hablar de sus amigos y... ---suspiré, incapaz de nombrarle--- salió su nombre. Tanto tú como Cole sabéis como se llama así que, cuando mi hermano se durmió, él me preguntó y le dije. No saques las cosas de quicio.
Summer me fulminó con la mirada, pero dejó el tema correr... más o menos.
---Sigo sin entender porque vamos a ir a la misma universidad que él.
Me levanté del regazo de Colin y la miré decidida, intentando que las palabras sonaran tan sinceras como lo hacían en mi cabeza.
---Porque quiero ir a esa universidad. Allí está mi hermano y, desde pequeños, siempre decíamos que iríamos a estudiar allí. El hecho de que ese imbécil esté estudiando allí no me va a impedir cumplir mis metas. Por eso vamos a ir a esa universidad.
Un silencio casi sepulcral llenó la habitación. Summer seguía mirándome fijamente a los ojos, buscando.
Prueba suerte, amiga. Tenía ganas de decirle.
Si bien es cierto que cuando llegué a Seattle y comencé el instituto mis ojos aún eran un espejo de mis sentimientos, durante estos años había aprendido a ocultarlos por completo. De nada servía llevar el corazón en el puño sino para que te lo destrozaran con más facilidad. Pero, por alguna razón incomprensible, Summer aún no se había dado cuenta de esto.
Poco a poco fue suavizando los rasgos y, casi sonriendo, se abalanzó sobre mí para abrazarme.
---Hagmoslo. Vayamos allí y demos una lección a ese idiota.
---No quier...
---Chicas ---me interrumpió Colin, quien había cruzado la habitación y estaba centrado haciendo algo en su teléfono---, zanjado ese asunto, ¿podemos centrarnos en lo importante? ¿A qué hora vamos a salir mañana y cómo se supone que llegaremos a Dallas?
---Finalmente mi padre habló con mi madre seriamente y... ¡puedo hacer el viaje en mi coche! ---dijo Summer.
Colin sonrió.
---Genial, podemos repartir nuestras cosas entre tu coche y el mío y que Cora se vaya turnando como acompañante ¿no?
---Perfecto ---dijimos Summer y yo a la vez, estallando en carcajadas después.
Realmente estaba pasando. Iba a comenzar la universidad. Iba a volver a Dallas.
Iba a volver a ver a Reese.
